jueves, 3 de mayo de 2018

Preguntaron a Rumi

Maestro espiritual persa del S. XIII:



¿Qué es el veneno?

- Cualquier cosa más allá de lo que necesitamos es veneno. Puede ser el poder, la pereza, la comida, el ego, la ambición, el miedo, la ira, o lo que sea ...

¿Qué es el miedo?
- La no aceptación de la incertidumbre. Si aceptamos la incertidumbre, se convierte en aventura.

¿Qué es la envidia?
- La no aceptación de la bienaventuranza en el otro. Si lo aceptamos, se torna en inspiración.

¿Qué es la ira?
- La no aceptación de lo que está más allá de nuestro control. Si aceptamos, se convierte en tolerancia.

¿Qué es el odio?
- La No aceptación de las personas como son. Si las aceptamos incondicionalmente, a continuación, se convierte en amor.

¿Qué es la madurez espiritual?
1. Es cuando se deja de tratar de cambiar a los demás y nos concentramos en cambiarnos a nosotros mismos.

2. Es cuando aceptamos a las personas como son.

3. Es cuando entendemos que todos están acertados según su própia perspectiva.

4. Es cuando se aprende a "dejar ir".

5. Es cuando se es capaz de no tener "expectativas" en una relación, y damos de nosotros mismos por el placer de dar.

6. Es cuando comprendemos que lo que hacemos, lo hacemos para nuestra propia paz.

7. Es cuando uno deja de demostrar al mundo lo inteligente que se es.

8. Es cuando dejamos de buscar la aprobación de los demás.

9. Es cuando paramos de compararnos con los demás.

10. Es cuando se está en paz consigo mismo.

11. La madurez espiritual es cuando somos capaces de distinguir entre "necesidad" y "querer" y somos capaces de dejar ir ese querer ... Por último y lo más importante:

12. Se gana la madurez espiritual cuando dejamos de anexar la "felicidad" a las cosas materiales.

Fuente:
Facebook Grupo Trascendencia.

miércoles, 2 de mayo de 2018

El camino hacia la paz interior


Por José Manuel Martínez Sánchez.- 

La verdad está siempre disponible ante nuestros ojos, pero en muchas ocasiones no somos capaces de verlo. Es como si dejaran un tesoro ahí enfrente y estuviéramos mirando hacia todos lados, buscando los rincones más recónditos e ignorando lo más obvio. Hemos optado por un sistema de vida que hace complejo lo simple y cree que es el camino adecuado para llegar a algún sitio. Pero realmente ese es el gran error, creer continuamente que hay que llegar a algún sitio, pensar siempre que hay que ser más, llegar a más, tener más, etc. Pero es un completo trasiego, de insatisfacción continua, pues cuando siempre se quiere más, aún teniendo mucho, siempre falta algo. Porque todo esto es a nivel externo.

A nivel interno, es realmente donde se halla la felicidad y la satisfacción plenas; y no es necesario tener, luchar, ganar… Es precisamente un camino para despojarse de todo, para vaciarse de lo externo, para caminar descalzos sin destino necesario. Ese es el camino interno, el camino del amor, aquel que sólo mira al presente y a la vida y no continuamente motivado por la recompensa que traigan sus acciones. Sus acciones son la recompensa. Y también sus no acciones. La paz no se halla huyendo de lo desagradable y acercándose a lo agradable incesantemente. Es como viajar por el planeta continuamente buscando la luz del sol y evitando la noche. En esta vida hay día y noche, siempre. El ego tratará de aferrarse a algo. La paz ya no se inquieta, sabe que la vida trae frío y calor, y experimenta ambos, pero no se aferra. Ve partir el sol, abraza el amanecer, descansa en la medianoche… Acepta todo. No espera nada. 

El camino es la meta cuando éste es completamente amado. Hemos de desprogramar ese sistema ya caduco que nos insta continuamente a llenarnos de objetos externos para encontrar una felicidad que nunca llega. Hemos de despojarnos de todos los programas, de todos los condicionamientos que nos impiden vivir la fragancia de este momento como una totalidad de destino. Ese es el destino, es el camino, quedarse vacío, quedarse sin nada y descubrir la totalidad, lo absoluto. Y amarlo todo, verdaderamente, con el corazón abierto a todo cuanto surja. Es la vida… teniendo lugar. No te distraigas buscando en otro lado la tierra prometida. La promesa está aquí: Ámala ya. No tienes que hacer nada. Ese es el secreto. Quédate quieto y así el pájaro se posará en tu regazo e iniciará su melodía. Seguro que si escuchas ahora, estará sonando.

Fuente: 
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