martes, 30 de noviembre de 2010

Cuando lo único que queda es Dios

Por Neal Donald WalschCuando lo único que queda es DiosLlega un momento en el que lo único que queda es Dios... Sucede más de una vez en la vida de la mayoría de las personas. Es ese momento cuando te sientes total y completamente aislado. Es ese momento cuando sientes, no que nadie te está oyendo, sino que no hay nadie que te oiga. Realmente estás solo.

No hay nadie más, incluso cuando hay alguien más en la habitación. No hay nada más, incluso cuando hay mucho más a tu alrededor. Sólo estás tú, aún cuando el mundo te rodea. Tal vez especialmente cuando el mundo te rodea, sólo estás tú.

Sí, llega un momento en que lo único que queda es Dios. Nada más importa. Nada más tiene ningún sentido. Nada más te llama, te magnetiza, exige tu atención – o ni siquiera es digno de ella.

Este momento llega, me parece a mí, ya sea cuando no tienes nada, o cuando lo tienes todo. Este momento llega cuando todo lo demás te ha sido arrebatado y no te queda nada, o cuando se te ha dado todo y no hay nada más que puedas desear.

Cuando llega este momento, es un gran alivio. Es una liberación, un dejar ir. Y sin embargo, para muchos de nosotros, todavía hay una pequeña parte de nuestro ser que anhela esa cosa que muchos de nosotros nunca hemos tenido: completa aceptación y amor incondicional.

Alguien que me ame tal como soy.

No hemos podido encontrar eso en otro. Pensábamos que podríamos encontrarlo en otro, esperábamos que pudiéramos encontrarlo en otro, pero no podemos. Ni siquiera podemos encontrarlo en nosotros mismos. Y porque no podemos encontrarlo en nosotros mismos, no podemos dárselo a otro y es por eso que no podemos encontrarlo allí.

Porque no podemos encontrar en ninguna parte lo que no hemos puesto en ninguna parte, y nosotros no hemos puesto completa aceptación ni amor incondicional en ninguna parte. Ni siquiera podemos estar conformes con el clima, por el amor de Dios. Podemos encontrar algo de qué quejarnos acerca de todo.

Y así, buscamos lo que no está ahí, porque todo lo que tratamos de encontrar en la vida debe haber sido puesto allí por nosotros. Si no lo hemos puesto, no podemos encontrarlo. Lo que no ponemos en la vida, no lo encontramos, porque nosotros somos la Única Fuente Que Hay.

Si no podemos encontrar perdón en nuestras vidas, es porque no lo hemos puesto allí. Si no podemos encontrar compasión en nuestras vidas, es porque no la hemos puesto allí. Si no podemos encontrar tolerancia en nuestras vidas, es porque no la hemos puesto allí. Si no podemos encontrar misericordia en nuestras vidas, es porque no la hemos puesto allí.

Si no podemos encontrar paz en nuestras vidas, es porque no la hemos puesto allí. Si no podemos encontrar aceptación en nuestras vidas, es porque no la hemos puesto allí. Y si no podemos encontrar amor en nuestras vidas, es porque no lo hemos puesto allí.

Todas estas cosas tenemos que poner en la Vida. Primero, en nuestra propia vida, luego uno en la vida del otro. O, para algunos, es al revés. Quiero decir que para la mayoría de nosotros es al revés. Para la mayoría de nosotros, es casi imposible darnos a nosotros mismos lo que más deseamos recibir: perdón, compasión, tolerancia, misericordia, paz, aceptación y amor.

La mayoría de nosotros no podemos darnos estas cosas a nosotros mismos porque sabemos demasiado acerca de nosotros mismos. Creemos que no somos dignos de estas cosas. Imaginamos que somos algo distinto de lo que realmente somos. No podemos ver la Divinidad que la Divinidad Misma ha puesto en nosotros. No podemos ver la Inocencia. No podemos ver la Perfección en nuestra imperfección.

Como no podemos ver estas cosas en nosotros mismos, no podemos darnos a nosotros mismos lo que más deseamos recibir. Sin embargo, ya que no somos totalmente ciegos a lo que es bueno y vale la pena en el mundo, a menudo podemos ver estas cosas en los demás. A menudo podemos ver Divinidad en los demás. A menudo podemos ver Inocencia en los demás. A menudo incluso podemos ver Perfección en la imperfección de los demás. Y por eso podemos dar a los demás perdón, compasión, tolerancia, misericordia, paz, aceptación y amor. Podemos, pero la pregunta es, ¿lo haremos?

Con demasiada frecuencia, no lo hacemos. A causa de nuestras propias heridas, no podemos sanar las heridas de los demás. Y entonces le negamos a nuestro mundo las cosas que nuestro mundo más necesita. Le negamos a nuestro mundo perdón, compasión, tolerancia, misericordia, paz, aceptación y amor.

Y cuando le negamos esto a nuestro mundo, nos lo negamos a nosotros mismos – porque lo que no hemos puesto en el mundo, no podemos recibir del mundo. Una vez más, dejen que repita la Nueva Regla de Oro:

Lo que no hemos puesto en el mundo, no podemos recibir del mundo.

Llega un momento en que nos damos cuenta de que nosotros somos la Única Fuente Que Hay. Nadie nos va a dar a nosotros o al mundo lo que nosotros somos incapaces de darle al mundo, y por lo tanto a nosotros mismos. No por mucho tiempo.

El primer lugar donde descubrimos esto es en relación con otro. Lo que no podemos o no estamos dispuestos a dar al otro, no vamos a recibir del otro. No por mucho tiempo.

Si no podemos dar a la persona que está al otro lado de la habitación perdón, compasión, tolerancia, misericordia, paz, aceptación y amor... no podemos esperar que la persona al otro lado de la habitación nos dé estas cosas a nosotros. Pues ellos sólo tienen para dar lo que nosotros les hemos dado.

Nos imaginamos en la relación que la otra persona tiene lo que nosotros no tenemos, y por lo tanto, que ellos pueden proporcionárnoslo. Ésta es la gran ilusión. Éste es un gran error. Éste es el gran malentendido. Y ésta es la razón por la cual fracasan tantas relaciones.

Nos imaginamos que el otro nos va a proporcionar perdón, compasión, tolerancia, misericordia, paz, aceptación y amor. Imaginamos que el otro nos va a proporcionar lo que nosotros no podemos proporcionarles a ellos, y lo que ni siquiera podemos darnos a nosotros mismos. Y luego nos enojamos con el otro. Y luego nos enojamos con nosotros mismos.

Y entonces... nos damos cuenta de que no queda nada más que Dios. Nos volvemos, entonces, hacia Dios. Por favor, Dios, dame perdón, compasión, tolerancia, misericordia, paz, aceptación y amor. Por favor, dámelo, para que yo pueda darlo a los demás.

El mundo se está acercando rápidamente a este punto de inflexión. Estamos empezando a comprender que Dios es la Fuente Única y Original. Ahora lo único que tenemos que hacer es comprender, también, que no existe separación entre Dios y nosotros.

Cuando por fin captemos esta comprensión fundamental, cuando aceptemos, finalmente, esta verdad básica, nos vamos a cambiar a nosotros mismos, a cambiar nuestras relaciones, y a cambiar el mundo.

Hasta entonces, no lo haremos. Y vamos a esperar por ese momento cuando nos demos cuenta.... de que no queda nada sino Dios. Con suerte, llegaremos a ese momento antes de que lo creemos... en la manera más cruda posible: destruyendo todo lo demás hasta que no quede nada.

Destruyendo nuestra relación hasta que no quede nada. Destruyendo nuestro mundo hasta que no quede nada. Destruyéndonos a nosotros mismos hasta que no quede nada.

Conversaciones con Dios contiene una afirmación sorprendente. Es algo que nunca he olvidado. Dios dijo: "No es necesario pasar por el infierno para llegar al cielo." Yo nos invito a todos nosotros a recordar eso en este día.

Nos invito a todos a adoptar una nueva noción acerca de nosotros mismos y la vida: no que no queda nada sino Dios, sino que no existe nada sino sólo Dios.

Cuando veamos a Dios en cada persona y en cada cosa, entonces nos habremos despojado de nuestras ilusiones, habremos hecho a un lado nuestras imaginaciones infantiles, y vamos a tratar a todo y a todos, como que eso, ella o él, son Divinos. Y si no crees que eso cambiará tu vida y tu mundo, piénsalo de nuevo.

El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm

viernes, 26 de noviembre de 2010

Esa no es "mi realidad"


Por David Topí
Esa no es mi realidadHace unos días me propuse a mi mismo un ejercicio, cada vez que oía algo o alguien me decía alguna cosa que en realidad yo no deseaba que fuera parte de mi "mundo", me decía a mi mismo "es posible, pero esa no es mi realidad".

Empezó con cosas tan tontas como ir al parking a recoger la moto uno de estos días que ha estado cayendo agua a mamporros y oír cómo el vigilante me decía: "David, que te vas a poner empapado!", y aunque le contestaba amigablemente, mentalmente decía "esa no es mi realidad, no me voy a mojar en este trayecto".

O cuando iba a comprar y la gente en la tienda hablaban de lo mal que están las cosas, y yo pensaba "puede, pero esa no es mi realidad", o cuando alguien te decía que era difícil hacer esto o lo otro, siempre pensando "puede, pero no en mi realidad".

Llevo un par de semanas con esta mentalidad y la verdad, no me puedo quejar del resultado ni de la sensación de haberme quitado de encima o evitado las proyecciones de los demás sobre cómo ven el mundo, en mi mismo.

Si tu creas tu mundo, ¿por qué aceptamos el mundo de los demás? Y es que si algo no te gusta o no quieres que a ti te suceda, te afecte o te influya, ¿por qué aceptarlo como válido? Rechazar que algo se manifieste en tu vida es tan sencillo como decir mentalmente "esto no forma parte de mi realidad", y se desactiva (dejemos de lado lecciones en la vida y demás eventos importantes).

No aceptes las típicas conversaciones, consejos o predicciones de aquellos que hablan por hablar, porque es lo que han oído, han visto en la tele o les han dicho, y sobretodo, de aquellos que están construyendo su mundo en base al mundo de los demás.

Si a ti te dicen que la economía está mal, que hoy hace un día de perros, que hay una pasa de gripe y la vamos a pillar todos, que no hay forma de conseguir algo que deseas, etc, bloquéale el paso a esa energía y dite a ti mismo "no lo acepto, para mi, eso no forma parte de mi realidad", y sigue adelante.

Desactivando proyecciones de otros y del inconsciente colectivo.

Sólo cuando aceptamos la energía que nos envía nuestro entorno con el mensaje que sea, es cuando le damos permiso para que se convierta en parte de nuestro mundo. Si no quieres algo, sé consciente de que no lo quieres en tu día a día, y no le des permiso para que se convierta en realidad.

Sea lo que sea, desde la cosa más tonta a la cosa más trascendental, si no es de tu interés, ¿por qué ibas a tener que dejar que se manifestara en tu mundo?

El "ejercicio" requiere de cierta práctica, pero cuando llevas días haciéndolo, notas que hay cosas que realmente dejan de pasarte, porque tú has decidido que no sea así. Haced la prueba y ya me diréis.

http://davidtopi.com

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Entrevista a Amma

Por David Airob
Entrevista a Amma“La felicidad depende del dominio de uno mismo”
Tengo 46 años. Nací en India. Tuve una revelación divina: “Adórame en los corazones de todos los seres y alivia el sufrimiento”.
Desde entonces viajo por el mundo y planto la semilla del amor con el abrazo, y he creado en India hospitales, escuelas y orfanatos, todo gratuito.

Lleva diez horas abrazando con un amor sobrecogedor a cada una de las miles de personas que esperan turno; es su manera de predicar el amor, con el ejemplo. Así vive, recorriendo el mundo y abrazando. Sus discursos -como presidenta del Parlamento de Religiones del Mundo y el del aniversario de la ONU- están cargados de sentido, al igual que sus libros.

Donativos internacionales le han permitido crear una red social (orfanatos, escuelas, hospitales) de ayuda humanitaria en India. Su credo es la unidad fundamental de todas las religiones, su lucha, la recuperación de las cualidades del corazón en la vida diaria. Para ella no basta con meditar, únicamente dando amor nos reconciliaremos con nosotros mismos. Somos uno...

¿Cuál es el problema en el mundo?
—Ninguno. El problema está en nuestro interior, es nuestro ego. Debemos cambiar nuestra actitud hacia el mundo.

¿El ego?
—Sí, el ego es el que nos impide sentir compasión hacia los demás, porque cometemos el error de creer que somos diferentes.

Eso es inmadurez.
—Los adultos creen que ya han crecido, que la inocencia o la ingenuidad es algo de lo que deben avergonzarse, pero lo único que ha crecido es el ego. El corazón está atrofiado. Cualidades esenciales como la compasión y el amor están hoy en su lecho de muerte.

¿Y qué es el amor?
—Ver y sentir la vida en todas las cosas. La vida y el amor son una unidad. Sin embargo, nosotros sólo tenemos relaciones con los otros y con el mundo, no hay sentimiento de unidad y, por tanto, no hay amor. El amor ocurre sólo cuando dejamos de racionalizar.

Difícil me lo pone.
—Hemos crecido acostumbrados al egoísmo, a la competencia, al odio, los celos y la guerra. Nuestro contacto con el amor es sólo superficial. El amor real se experimenta cuando no hay condiciones, y las condiciones existen únicamente donde hay división.

Pues es un círculo vicioso...
—Rómpelo. Permite que tu corazón florezca a través de la compasión. Sintoniza con la pena y el sufrimiento de los demás. Haz una cosa: métete el dedo en el ojo.

¡Ay!
— Ahora, ¿vas a castigar al dedo?

No pensaba.
—Lógico, porque tú eres tu dedo y tu ojo. De la misma manera deberíamos poder vernos a nosotros mismos en todos los seres.

Vale.
—La compasión no mira las debilidades de los demás. No hace distinción entre buenos y malos. No traza líneas divisorias entre dos países, dos creencias o dos religiones. La compasión no tiene ego y olvida y perdona.

¿Y si no puedes olvidar?
—Vive el momento presente. Aprende a llevar a cabo tus acciones sin ningún apego e ignora el fruto del futuro. Siempre que estés haciendo algo, trata de ser consciente. Si estás vigilante, notarás la carga innecesaria de los pensamientos negativos que transportas. Ese estado de alerta te hará libre.
A veces las circunstancias...
—No culpes a las circunstancias ni a los demás. Tus fracasos, tus sentimientos heridos y tus miedos son debidos a alguna debilidad, y esa debilidad es ignorancia. Deja de aferrarte al pasado y serás libre y tendrás paz.

¿Cómo un niño sin pasado?
—Exacto. Así como un niño vive plenamente en el presente. Cuando tú ames, deja que todo tu ser esté presente en ese amor, sin reservas ni divisiones. No hagas nada en forma parcial, hazlo todo con plenitud.

El miedo bloquea la espontaneidad.
—Es el miedo a ser juzgado. El problema yace en el sentimiento de separación, en el sentir que los demás son otros. Mientras exista ese miedo, tu corazón estará cerrado.

Difícil abrir un corazón herido.
—Cuando pases un mal momento piensa: No espero ningún amor de los demás, no lo necesito porque yo soy una fuente inagotable de amor, que continuará dando amor y nada más que amor a todos los que lleguen a mí. El amor puede existir únicamente donde no se fuerza.

Creo que pide demasiado.
—Todos hemos sido heridos muchas veces, nuestro ego ha sido Lastimado. Pero la mejor cura es observar la mente. Deshacerse de todas las penas del pasado y relajarse.

¿Cómo?
—Empieza por aprende a estar relajado durante los momentos de tensión. Aprende a hacerte a un lado y observar los pensamientos negativos, los sentimientos heridos y la agonía mental por la que estés pasando. No cooperes con la tensión y la agonía.

—¿Cree que la suma de esos intentos cambiarían el mundo?
—Sí, tan sólo con que en el seno de cada familia un miembro esté decidido a practicar la compasión.

¿Y quién será compasivo con él?
—No necesitará la compasión de nadie, porque dar amor nos llena de amor. Fíjate en las diferencias entre Occidente e India. Occidente está lleno de gente deprimida y psicológicamente enferma. En India hay una extrema pobreza, pero el amor entre la gente sigue vigente y no hay desequilibrados.

¿Cree que es posible alcanzar la felicidad?
—Estar contento y feliz depende únicamente de la mente, no de las circunstancias. En realidad la felicidad depende del dominio de uno mismo. Incluso el más sublime de los paraísos se transforma en un infierno si la mente está agitada, y viceversa.

—¿Y eso es contagioso?
—Si podemos llevar a cabo acciones correctas con la actitud correcta, purificaremos nuestra mente y nos importará de forma genuina lo que le pase a los demás.

Entonces, ¿hay solución al sufrimiento del mundo?
—Por supuesto que la hay. El problema actual es que a la gente no le importan sus semejantes y al que le sobra es incapaz de dar. ¿Sabes lo que pasa?

¿Qué?
—Que la gente habla de Dios, pero no practica a Dios, no siente a Dios en su interior. Dios, que es el amor, debe trabajar a través de nuestros ojos, de nuestras piernas, de nuestro corazón; a través de nuestros pensamientos y de nuestras acciones, y así acabaremos con todos los problemas y sufrimientos.

(Entrevista realizada por La Vanguardia, Octubre 1999)
Fuente:
http://abriendoconciencia.blogspot.com/

domingo, 21 de noviembre de 2010

Una lección de amor

Por Leo BuscagliaUna lección de amorEn mi primer día de labores como profesor adjunto de pedagogía en la Universidad del Sur de California, en Los Ángeles, entré al aula sintiéndome presa de una terrible angustia.

Un frío silencio fue la respuesta de la clase atestada, a mi tímida sonrisa y breve saludo. Hojeé un momento mis anotaciones y di inicio, balbuciente, a mi disertación.

Nadie parecía hacerme el menor caso. En ese momento advertí la presencia, en la quinta fila, de una joven de porte tranquilo, vestida de blanco. De piel bronceada, ojos vivaces color castaño y cabellera dorada, su animado semblante y sonrisa cordial me alentaron a seguir adelante.

Atenta a mi exposición, ella asentía con la cabeza o con un “sí”, y tomaba notas. Proyectaba la confortante sensación de que le interesaba cuanto trataba yo de transmitir de manera tan insegura. Empecé a dirigirme a ella, y recobré la confianza y el entusiasmo.

Minutos después, me atreví a pasar la mirada por toda el aula. Los demás estudiantes habían empezado a atender y tomaban notas. Aquella extraordinaria muchacha me había sacado del aprieto.

Al terminar la lección revisé la lista en busca de su nombre: se llamaba Gladis. En las siguientes semanas leí sus trabajos. Redactaba con creatividad, sensibilidad y fino sentido del humor.

Yo había pedido a mis estudiantes que pasaran a verme a mi oficina durante el semestre escolar, y aguardaba con especial interés a Gladis. Deseaba decirle cómo me había salvado aquel día y alentarla a que desarrollara sus cualidades de persona considerada y perspicaz. Pero jamás se presentó.

Unas cinco semanas después de iniciado el semestre, se ausentó durante dos semanas. Pregunté la causa de su ausencia a los estudiantes que se sentaban cerca de ella, y me sorprendió enterarme que ni siquiera sabían su nombre.

Recordé la aguda observación de Albert Schweitzer: “Estamos todos tan juntos y, sin embargo, todos estamos muriendo de soledad...”

Fui a ver a la jefa administrativa de la sección de mujeres. En cuanto mencioné el nombre de Gladis, la dama se sobresaltó y exclamó:

-¡Oh, lo siento mucho, Leo; supuse que usted estaba enterado...!

Gladis se había dirigido en su auto a los acantilados del Pacífico, encantadora población cercana a Los Ángeles, donde los riscos caen a plomo sobre el mar. Allí, según declararon unos paseantes horrorizados, se arrojó hacia la muerte. ¡Gladis tenía apenas veintidós años...! El don divino de su individualidad se había perdido para siempre.

Llamé por teléfono a sus padres. La ternura con que su madre se refirió a ella me indicó que la habían amado. Pero era obvio para mí que ella no se había sentido amada.

-¿Qué estamos haciendo? -pregunté a un colega. Nos ocupamos demasiado en enseñar cosas. ¿De qué sirvió haber enseñado a Gladis a leer, escribir, hacer cuentas, si jamás le inculcamos lo que realmente necesitaba aprender: a vivir jubilosamente, a valorarse y a tener conciencia de su propia dignidad?

Quise ayudar a quienes necesitan sentirse amados. Daría un curso acerca del amor. Me pasé varios meses buscando en libros algo que pudiera servirme, pero fue poco lo que hallé. Casi todos los textos trataban el tema con un enfoque sexual o romántico.

Era escaso lo que había sobre el amor en general. Sin embargo, consideré que si yo actuaba como mero facilitador, mis estudiantes y yo podríamos enseñarnos mutuamente a aprender juntos.

Denominé al curso “Lecciones de Amor”. Bastó que lo anunciara una sola vez para que se llenara el aula de asistentes a esa materia extracurricular. Proporcioné a cada participante una lista bibliográfica, pero prescindimos de textos obligatorios, de requisitos de asistencia y de exámenes.

Sólo compartíamos nuestras lecturas, ideas y vivencias. Partía yo del supuesto de que el amor se aprende. Nuestros maestros son quienes aman y se relacionan con nosotros. De no encontrar modelos de amor, creceremos necesitados de amor y sin la capacidad de amar.

La venturosa posibilidad -propuse a mis alumnos- es que se puede aprender a amar en cualquier momento de la vida, si estamos dispuestos a dedicarle el tiempo, la energía y la práctica necesarios.

Pocos faltaban a una sola sesión de Lecciones de Amor. Los participantes tenían que apretarse unos junto a otros a medida que llevaban consigo a sus padres, hermanos, amigos, cónyuges e incluso abuelos. Una de las primeras cosas que intenté aclarar fue la importancia del contacto físico.

-¿Cuántos de ustedes han abrazado fuertemente en la última semana a alguien que no fuera su novio, novia o cónyuge?

Pocos levantaban la mano. Una estudiante afirmó:

-Siempre temo que se interpreten mal mis intenciones.

La risa nerviosa que cundió me reveló que muchos compartían este punto de vista.
El amor necesita expresarse físicamente –repuse. Me siento afortunado de haber crecido en el seno de una familia italiana, efusiva, en que nos abrazábamos mucho.

Asocio los abrazos con un género de amor más universal. Pero si ustedes temen que se les interprete mal, comuníquenle sus sentimientos a quien están abrazando.

Para aquellos que realmente se sientan molestos si los abrazan, bastará un fuerte apretón de ambas manos para satisfacer su necesidad de caricias. Iniciamos la costumbre de abrazarnos unos a otros al final de cada sesión.

Con el tiempo, los abrazos se convirtieron en forma habitual de saludo en la universidad, entre los alumnos de mi curso. Jamás concluíamos una sesión sin un plan para compartir amor.

Cierta ocasión, decidimos expresar gratitud a nuestros padres, lo cual suscitó reacciones memorables. Para uno de los estudiantes, excelente jugador del equipo de fútbol americano de la universidad, la tarea resultó en especialmente incómoda. Sentía un gran amor, pero era incapaz de expresarlo.

Tuvo que armarse de gran valor y determinación para ir a la sala de su hogar, hacer que su padre se pusiera de pie y darle un fuerte abrazo. Le dijo: -te quiero, papá- y lo besó. Al hombre se le llenaron los ojos de lágrimas y musitó: -Lo sé, hijo. Yo también te quiero.

Los años que he dedicado a mis Lecciones de Amor han sido los más estimulantes de mi existencia. Al proponerme abrirles las puertas del amor a otros, descubrí que también se han abierto para mí. No hace mucho, comí en Arizona. Al pedir chuletas de cerdo, alguien comentó:

-¡Está usted loco, nadie come tal cosa en un lugar como éste!

Sin embargo, me parecieron exquisitas.

-Me gustaría conocer al cocinero -indiqué al dueño.

Fuimos a la cocina, y allí estaba el hombre, corpulento, sudoroso.

-¿Qué sucede? ¿Alguna queja? -vociferó.

-¡No, esas chuletas estaban de primera! -respondí.

Me miró como se mira a un loco. Se advertía a las claras que le resultaba difícil aceptar el cumplido. Luego, me propuso con gran cordialidad:

-¿Le cocino otra?

¿No es maravilloso? De no haber aprendido a amar habría pensado gratamente en aquellas chuletas, pero quizá no le hubiese dicho nada al cocinero, así como dejé de expresarle a Gladis lo mucho que me había ayudado en mi primer día como Profesor. He ahí una de las cosas en que consiste el amor: compartir nuestro gozo con la gente.

Otro secreto del amor radica en percatarse que uno mismo es un ser especial y que no hay en todo el mundo una persona igual a otra. Si tuviera una varita mágica y pudiera pedirle la realización de un deseo, tocaría a todo el mundo con ella y haría que cada persona dijera con convicción:

-En este instante me agrada como soy. Y me gusta lo que puedo ser. ¡Soy lo máximo!

La búsqueda del amor ha hecho de mi vida algo maravilloso. Pero, ¿cómo habría sido mi existencia de no haber conocido a Gladis? ¿Estaría aún balbuceando mi tema ante los estudiantes, ajeno a los vulnerables seres humanos que se ocultan detrás de las máscaras?

¡Gladis me arrojó el guante y yo lo recogí! Tal fue la motivación del cambio. ¡Cómo quisiera que Gladis estuviera hoy aquí, conmigo! La abrazaría fuerte y le diría:

—Mucha gente me ha ayudado a saber qué es el amor, pero tú me diste el primer impulso. ¡Gracias! ¡Te quiero!

Mas estoy convencido de que, en alguna forma misteriosa, el amor que le tengo a Gladis ya ha viajado hasta ella.

Si te parece, responde a cada una de estas preguntas según sea el caso.

1. ¿Te es fácil manifestar tus sentimientos a los demás? ¿Con quiénes te es más difícil hacerlo?
2. ¿Has pensado que al no expresar tus sentimientos y emociones a las personas que has mencionado, las estás hiriendo de alguna manera?
3. ¿Estás perdiendo la oportunidad de darte a conocer?
4. ¿Estás haciendo que no tengan la oportunidad de conocerte?
5. ¿Has experimentado alguna vez el “estamos todos tan juntos, y sin embargo, todos estamos muriendo de soledad”?
6. ¿Hay alguna Gladis en tu vida, a quien ayudaría mucho saber que ella es importante para ti? ¿Qué piensas hacer al respecto?

No tardes mucho: ¡dile a las personas que las quieres y lo bien que te hacen sentir...!

Del libro “Vivir, Amar y Aprender”, de Leo Buscaglia

viernes, 19 de noviembre de 2010

Deja de delegar

…tú eres ahora quien crea la realidad
(Mensajes de María Magdalena, inducidos a Marta Povo -entre octubre y noviembre '09-, para una ayuda humanitaria inmediata).

El autotrabajo

La salida del frondoso laberinto en el que hoy se encuentra la humanidad entera, así como dónde está toda esa gente amada de vuestro pequeño entorno, no la podréis ver si no es informándose, reflexionando, retrocediendo, sintiendo paso por paso, sopesando dulcemente el peso de cada andadura. Viendo y observando sin emocionalidad todos los mecanismos por los que os habéis dejado arrastrar día a día.

Mecanismos psicológicos y relacionales, laborales y sociales, económicos y políticos. Tan sólo con información y tomando conciencia de vuestro proceso grupal e individual, fría, ecuánime y amorosamente, podéis comenzar a esbozar la clave de la liberación de dicho proceso y empezar a caminar suave y firmemente por los peldaños de la ascensión.

La chispa divina en ti

Cada alma humana incluye la muerte, la enfermedad y el error desde el momento mismo en que decidió separarse de lo divino y de la unidad, para experimentar la dualidad, la vida terrena y explorar el camino de reencuentro de su fuente de origen. La muerte no es sino parte de un todo inseparable. Y la Unidad de ese Todo… fue y sigue siendo la piedra angular de la enseñanza de nuestro hermano y maestro.

No estéis tristes por lo que habéis hecho, o por este territorio a donde habéis llegado, tan sólo informaros bien y cambiad ya lo que debe cambiarse en el ahora, con sensibilidad, inteligencia y responsabilidad. Podéis hacerlo; y podéis hacerlo hoy; ya sabéis que estáis asistidos. Pero nosotros no podemos cambiarlo por vosotros; sois almas libres.

La co-creación

Amigos, ha llegado la hora de aprender a ser los maestros de vosotros mismos y de vuestros pensamientos. Tú, y tú, y tú… eres el pilar del nuevo mundo, uno de los pilares imprescindibles de esa humanidad que ya quiere salir de su confortable cárcel. Deja de orar, deja de pedir, deja de delegarnos los cambios a nosotros. Tú eres quien crea. En la oración, en el fondo de ella, hay una negación.

Todo ruego a otras esferas supuestamente superiores a la tuya, contiene y conlleva la negación de tu ser creador. Cuando pides que se arregle un asunto, estas diciendo que tú no eres capaz de cambiarlo, estás anulando tu espíritu, tu fuego, tu chispa divina, tu libertad. Al orar, niegas tu poder de crear, niegas tu luz, anulas tu fuerza.

La mayor parte de oraciones, desde el punto de vista energético, que no moralista, muestran una falta de responsabilidad. Pides a otros seres, no importa el nombre ni el color, que se hagan responsables de tu vida y de tus circunstancias. Responsabilízate de cada cosa que ocurra en tu vida y busca la manera de crear la circunstancia adecuada. Cada uno somos un pedazo de ese dios creador de todas las cosas.

Tú no eres distinto; ni inferior. Cada uno es responsable de su vida y de todo lo que crea a su alrededor. Dirige y enfoca la fuerza divina en ti. Utiliza tu poder ahora. No delegues más a otros tu andar. Incluso si quieres orar por alguien, envíale a ese alguien la fuerza sanadora que pides para él.

Imagina-inventa tu realidad

Entrena tu espíritu, comparte y reparte tu poder de crear, haz que tu chispa viaje hasta el núcleo de las personas que quieres ayudar. Puedes sanar a la humanidad entera; tan sólo se trata de emplear tu fuerza, enfocarla y movilizarla. Cuántas veces hemos oído la frase: “pide y se te dará”… Sin embargo, en los peldaños de la ascensión, la oración está muy al principio, como cuando los niños aún necesitan una mano para andar.

En la adultez del proceso de autonomía espiritual, la oración es un refugio cómodo que niega tu don principal. En realidad, tú creas, pero siempre estamos insertos dentro de una trama de fuerzas; así que, cuando tú decides y creas algo, todo el universo crea contigo lo mismo. Eso es la co-creación. Siente en ti la fuerza de esa gran trama y vívela como una realidad. Cuenta siempre con nosotros, pero no nos delegues tus milagros. Puedes hacerlos; y ahora debes hacerlos; no hay otro camino para evolucionar y ascender.

Sueña. No contengas los sueños… Imagina. Crea. Concreta tus sueños. Hazlos realidad. No te conformes con el deseo y la hipótesis, crea la nueva realidad. No es real querer ser luminoso, o ser sabio, o ser bueno, o ser fuerte. Simplemente sélo, practícalo, realízalo, verbalízalo, vive como si ya lo fueras. Crea tu realidad. Créate a ti mismo… Muta.

No hay otra opción para avanzar, para ascender y para vivir esa ‘plenitud’ que ni siquiera sospechas cuán grande es. Si no sueñas, si no anhelas… no creas. Si no proyectas tu espíritu hacia algún lugar, tan sólo das vueltas en círculos. Moviliza tu espíritu hacia algún lado. Recuerda una vez más que el error no existe, tan sólo existe la experiencia. Imagina, inventa, muta, emplea tu amor y tu poder sin miedo a equivocarte.

Nunca te equivocarás, tan sólo experimentarás y explorarás. El camino de experimentación de los miles de territorios que existen, ya sean más oscuros o más luminosos, más invernales o más primaverales, conduce siempre al mismo sitio: al encuentro del átomo-germen de donde procedemos.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Soltar amarras...

Soltar amarrasEs tiempo de soltar amarras...

Aquí dejo todo lo que me hace daño. Es tiempo de ser más fluido con la gente, conmigo mism@. Es momento de dejar ir, de permitir que el viento me despeine y me sacuda; que se lleve el resentimiento, que mi alma perdone deudas y deudores.

Es tiempo de que me perdone a mí mism@; ya me regañé bastante. Fueron muchas las piedras que yo mism@ puse en mi camino; los puentes dinamitados… Para autocastigo ya estuvo bien; elijo el camino de la aceptación; es más barato.

Acepto y entiendo que merezco empezar de cero; con alma transparente, y espíritu tranquilo. En mi vida, a partir de ahora, lo que ha de ser, será.

Entiendo que por más que me angustie, no agregaré un centímetro a mi estatura; Jesús tenía razón. Es tiempo de relajarme. Dios no me está juzgando. Así que, ¿por qué habría yo de hacerlo?

Es hora de levar anclas... De liberar cosas, de soltar gente. Nadie tiene por qué ser como yo quiera. Así están perfectos. Así han funcionado hasta este momento su vida. ¿Qué mejor prueba podría pedir para convencerme?

Me dedico a atender lo mío, a re-fundarme. Viene bien tirar lo que ya no sirve, perdonar. Entre ser feliz y tener razón, elijo lo primero. Tener la razón es el peor de los desgastes, pues te quita el sueño intentando corregir al universo.

Es hora de soltar amarras, de confiar más en el Universo y menos en la apariencia de este mundo convulso. Me dejo ir. La vida me conduce. Quiero comenzar de nuevo con un corazón joven, que brinque de gusto con los cantos que anuncian el día.

Como cuando éramos niños. ¿Te acuerdas? Un alma que sea capaz de asombrarse con el amarillo de los girasoles, de ver en el cielo un milagro pintado de azul y no sólo un día más, llano y simple.

Es tiempo de soltar amarras y maravillarme. He estado demasiado ocupad@ para ver las estrellas. Elijo mirar la sonrisa del sol. Elijo abrazar al aire. Me ama lo suficiente para mantenerme con vida. ¿Qué mejor prueba de amor?

Afortunadamente, se me dio la facultad de elegir. Elijo controlar a mis propios demonios. Es más… he decidido darles vacaciones. Es tiempo de soltar amarras, de levar anclas, de dejarme en paz.

De tanto pelear conmigo mism@, se me estaba olvidando a qué sabe la sonrisa. Qué estupendo es cuando no controlas a nadie, cuando no pides cuentas, cuando tiras a la basura los rencores.
A partir de ahora quiero ser más just@; la vida no es un tablero de ajedrez ni las personas caballos o alfiles. Trato a la gente como me gustaría que me trataran. Si algo nos debemos, te ofrezco un abrazo, te pido una disculpa. Yo ya me perdoné. ¿Podrías hacerlo tú también? Yo te invito.

Renovación es una palabra muy comprometedora... ¡te obliga a caminar sin excusas! Sin nadie a quien echarle la culpa de nada. Pero definitivamente es el camino al cielo.

Nada es casualidad, no hay accidentes en el mundo de la voluntad. Por eso, sea cual sea la razón por la que estés leyendo estas líneas, elijo creer que el universo nos permitió crear este lazo, aun cuando ni siquiera nos hayamos visto.

Elijo creer que estemos dispuestos a sembrar más sonrisas en nosotros mismos y en la gente. Te deseo que, ahora y siempre, estés llen@ de bendiciones. Si sueltas tus amarras, ¡tendrás las manos libres para recibirlas!

(Anónimo)

viernes, 12 de noviembre de 2010

La Ley del Dharma

Eres aún muy joven y, por lo tanto, te asalta constantemente la pregunta: ¿qué hago aquí, cuál es el objetivo de mi vida?... O, precisamente porque ya han pasado varias décadas en tu calendario, te sigues cuestionando si existe alguna "misión" especial para ti en este plano? Un ser ideal para responder a ello es Deepak Chopra, enorme pensador, escritor, divulgador de la Medicina Ayurveda, y gran impulsor de la meditación. Deseo que éste, su sabio mensaje, te ayude a resolver esa gran incógnita:
La Ley del DharmaTodo el mundo tiene un propósito en la vida... un don único o talento especial para ofrecer a los demás. Y cuando combinamos ese talento único con el servicio a los demás, experimentamos el éxtasis y el júbilo de nuestro propio espíritu, que es la meta última de todas las metas.

”Cuando trabajas, eres como una flauta a través de cuyo corazón el susurro de las horas se convierte en música... ¿Y qué es trabajar con amor? Es tejer una tela con hilos sacados de tu corazón, como si tu amado fuese a vestirse con esa tela...” Khalil Gibran, “El Profeta”.

La Séptima Ley Espiritual del Éxito, es la Ley del Dharma. "Dharma" es un vocablo sánscrito que significa "propósito en la vida". Esta ley dice que nos hemos manifestado en forma física para cumplir un propósito.

El campo de la potencialidad pura es la divinidad en su esencia, y la divinidad adopta la forma humana para cumplir un propósito. De acuerdo con esta ley, cada uno de nosotros tiene un talento único y una manera única de expresarlo. Hay una cosa que cada individuo puede hacer mejor que ningún otro individuo en todo el mundo.

Y por cada talento único y por cada expresión única de dicho talento, también existen unas necesidades únicas. Cuando estas necesidades se unen con la expresión creativa de nuestro talento, se produce la chispa que crea la abundancia. El expresar nuestros talentos para satisfacer necesidades, crea riqueza y abundancia sin límites.

Si pudiéramos enseñarles a los niños desde el principio esta manera de pensar, veríamos el efecto que esto tendría en su vida. En realidad, yo lo hice con mis hijos. Les dije una y otra vez que había una razón para que ellos estuvieran aquí, y que ellos debían descubrir esa razón por sí mismos. Eso fue algo que oyeron desde los cuatro años.

También les enseñé a meditar cuando tenían aproximadamente esa edad, y les dije: "No quiero que se preocupen, nunca, por ganarse la vida. Si cuando sean mayores no pueden ganarse la vida, yo les daré lo necesario, de manera que no se preocupen por eso. No quiero que se concentren en ser los mejores de la escuela, en obtener las mejores notas o en ir a la mejor universidad.

En lo que realmente quiero que se concentren es en preguntarse a sí mismos cómo pueden servir a la humanidad y cuáles son sus talentos únicos. Porque cada uno de ustedes tiene un talento único que nadie más tiene, y una manera especial de expresarlo, que tampoco tiene nadie más".

Mis hijos acabaron estudiando en las mejores escuelas, obteniendo las mejores notas e incluso en la universidad son los únicos que son económicamente autosuficientes, porque ellos tienen su atención puesta en el propósito por el cual están aquí. Ésta, entonces, es la Ley del Dharma. La Ley del Dharma tiene tres componentes.
El primero dice que cada uno de nosotros está aquí para descubrir su verdadero yo, para descubrir por su cuenta que el verdadero yo es espiritual y que somos en esencia seres espirituales que han adoptado una forma física para manifestarse.
No somos seres humanos que tienen experiencias espirituales ocasionales, sino todo lo contrario: somos seres espirituales que tienen experiencias humanas ocasionales. Cada uno de nosotros está aquí para descubrir su yo superior o su yo espiritual.

Esa es la primera forma de cumplir la Ley del Dharma. Debemos descubrir por nuestra cuenta que dentro de nosotros hay un dios en embrión que desea nacer para que podamos expresar nuestra divinidad.

El segundo componente de la Ley del Dharma es la expresión de nuestro talento único. La Ley del Dharma dice que todo ser humano tiene un talento único. Cada uno de nosotros tiene un talento tan único en su expresión que no existe otro ser sobre el planeta que tenga ese talento o que lo exprese de esa manera.

Eso quiere decir que hay una cosa que podemos hacer, y una manera de hacerlo, que es mejor que la de cualquier otra persona, en este planeta. Cuando estamos desarrollando esa actividad, perdemos la noción del tiempo. La expresión de ese talento único - o más de uno, en muchos casos - nos introduce en un estado de conciencia atemporal.

El tercer componente de la Ley del Dharma es el servicio a la humanidad - servir a los demás seres humanos y preguntarse: "¿Cómo puedo ayudar? ¿Cómo puedo ayudar a todas las personas con quienes tengo contacto?"

Cuando combinamos la capacidad de expresar nuestro talento único con el servicio a la humanidad, usamos plenamente la Ley del Dharma. Y cuando unimos esto al conocimiento de nuestra propia espiritualidad, el campo de la potencialidad pura, es imposible que no tengamos acceso a la abundancia ilimitada, porque ésa es la verdadera manera de lograrla.

Y no se trata de una abundancia transitoria; ésta es permanente en virtud de nuestro talento único, de nuestra manera de expresarlo y de nuestro servicio y dedicación a los demás seres humanos, que descubrimos preguntando: "¿Cómo puedo ayudar?", en lugar de: "¿Qué gano yo con eso?"

La pregunta "¿Qué gano yo con eso?" es el diálogo interno del ego. La pregunta "¿Cómo puedo ayudar?" es el diálogo interno del espíritu. El espíritu es ese campo de la conciencia en donde experimentamos nuestra universalidad. Con sólo cambiar el diálogo interno y no preguntar "¿Qué gano yo con eso?" sino "¿Cómo puedo ayudar?", automáticamente vamos más allá del ego para entrar en el campo del espíritu.

Y aunque la meditación es la manera más fácil de entrar en el campo del espíritu, el simple hecho de cambiar nuestro diálogo interno de esta manera también nos brinda acceso al espíritu, ese campo de la conciencia donde experimentamos nuestra universalidad.

Si deseamos utilizar al máximo la Ley del Dharma, es necesario que nos comprometamos a hacer varias cosas:

Primer compromiso: Por medio de la práctica espiritual buscaremos nuestro yo superior, el cual está más allá de nuestro ego.

Segundo compromiso: Descubriremos nuestros talentos únicos, y después de descubrirlos disfrutaremos de la vida, porque el proceso del gozo tiene lugar cuando entramos en la conciencia atemporal. En ese momento,estaremos en un estado de dicha absoluta.
Tercer compromiso: Nos preguntaremos cuál es la mejor manera en que podemos servir a la humanidad. Responderemos esa pregunta, y luego pondremos la respuesta en práctica.

Utilizaremos nuestros talentos únicos para atender a las necesidades de nuestros congéneres los seres humanos; combinaremos esas necesidades con nuestro deseo de ayudar y servir a los demás.

Hagamos una lista de nuestras respuestas a estas dos preguntas: ¿Qué haría yo si no tuviera que preocuparme por el dinero y si a la vez dispusiera de todo el tiempo y el dinero del mundo?

Si de todas maneras quisiéramos seguir haciendo lo que hacemos ahora, es porque estamos en Dharma, porque sentimos pasión por lo que hacemos, porque estamos expresando nuestros talentos únicos.

La segunda pregunta es: "¿Cuál es la mejor manera en que puedo servir a la humanidad?" Respondamos esa pregunta y pongamos la respuesta en práctica.

Descubramos nuestra divinidad, encontremos nuestro talento único y sirvamos a la humanidad con él; de esa manera podremos generar toda la riqueza que deseamos. Cuando nuestras expresiones creativas concuerden con las necesidades del prójimo, la riqueza pasará espontáneamente de lo inmanifiesto a lo manifiesto, del reino del espíritu al mundo de la forma.

Comenzaremos a experimentar la vida como una expresión milagrosa de la divinidad -no ocasionalmente, sino a toda hora. Y conoceremos la alegría verdadera y el significado real del éxito -el éxtasis y el júbilo de nuestro propio espíritu.

¿Cómo aplicar la Ley del Dharma o Propósito en la vida? Pondré a funcionar la Ley del Dharma comprometiéndome a hacer lo siguiente:

1) Hoy cultivaré con amor al dios en embrión que reside en el fondo de mi alma. Prestaré atención al espíritu interior que anima tanto a mi cuerpo como a mi mente. Despertaré a esa quietud profunda del interior de mi corazón. Mantendré la conciencia del ser atemporal y eterno, en medio de la experiencia limitada por el tiempo.

2) Haré una lista de mis talentos únicos. Después haré una lista de las cosas que me encanta hacer cuando estoy expresando mis talentos únicos. Cuando expreso mis talentos únicos y los utilizo en servicio de la humanidad, pierdo la noción del tiempo y produzco abundancia tanto en mi vida como en la vida de los demás.

3) Todos los días me preguntaré: "¿Cómo puedo servir?" y "¿Cómo puedo ayudar?" Las respuestas a estas preguntas me permitirán ayudar y servir con amor a los demás seres humanos.

Deepak Chopra.
http://www.chopra.com/

miércoles, 10 de noviembre de 2010

El Árbol habló...

El Árbol hablóSí, el árbol habló y dijo: “Sólo quien crece encuentra la luz…”

Otra singular y bella aportación de Chamalú, ese místico quechua de los Andes, chamán, terapeuta, gran defensor de la ecología y fundador del Movimiento Verde de Bolivia, así como del Movimiento Pachamama Universal.

Ser verdaderamente extraordinario, sensible y poeta, Chamalú lucha por un mundo más humano y auténtico, en donde el hombre sea capaz de escuchar de nuevo a la naturaleza, y percibir las grandes lecciones que ésta nos puede recordar y relatar.

Aquí lo tienes, con su nuevo mensaje: “El árbol habló…”

http://www.youtube.com/watch?v=Bfx9ZGaSeMk&feature=player_embedded

domingo, 7 de noviembre de 2010

Por el camino...

Por el camino...No acumules resentimientos en tu alforja,
de nada sirven y sólo añaden peso a tus espaldas…
Perdona y olvida al imprudente e inoportuno.
Sólo actúa desde la altura de su ignorancia.

Trata de llevar el paso de quien busca la verdad.
Obsérvale. Síguele. Al caer la tarde
su expresión será tranquila, y su andar sereno.
Evita asimismo el excesivo bullicio,
no hace más que distraerte de tu centro.

El camino es uno para todos.
Pero no todos se reconocen ya en él.
Se dispersan. Se ofuscan con ilusorios valores.
Aplauden oropeles. Menosprecian al callado peregrino.

Este es un camino largo, interminable en recodos y vericuetos.
No aflojes el paso. Ni pretendas elogios.
El mundo externo no celebra al buscador de lo interno.
¿Cómo esperar que admire el vuelo de las aves
quien se solaza en las nimiedades del sendero que pisa?

Pocos reparan en la travesía del águila.
Su epopeya es oficio solitario.
Pero el águila no vuela porque le vean…
Sino porque es su misión de vida.

Recuerda: apertura y tolerancia para los cortos de miras.
No son ingratos, tan sólo ciegos
que llevan cerrados aún los ojos del alma.
Vuela. Sigue alentando, con alas
tus sueños por el camino…

Elvira G.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Abundancia en tu vida...

Por Ana María Frallicciardi

Abundancia en tu vidaDinero y espiritualidad

El primer chakra tiene que ver con mi relación con la Tierra, con la subsistencia. Tiene que ver con la conciencia y con las emociones relacionadas con esa manifestación de la energía. En muchos casos se detiene la energía sin poder fluir adecuadamente por informaciones que vienen del pasado, por situaciones traumáticas que se han vivido y no han podido transmutarse y resolverse.

¿Por qué no nos funciona? Porque nos instalaron programas negativos que nos impiden la felicidad y nos alejan del paraíso terrenal: “el dinero es malo, porque la materia es mala”. Espíritu y materia como dos opuestos.

En la historia del Cristianismo, Pedro condenó a Simón el Mago, un cristiano que vendía las bendiciones, y de allí quedó el pecado de "simonía": vender la gracia divina. (En realidad era su fuerte oponente para liderar a los cristianos y lo venció en una contienda de milagros en la cual por poco perdió).

Siglos más tarde Lutero se separó de la Iglesia por la venta de las indulgencias (el perdón del tiempo que debería pasarse en el Purgatorio) que llevaba a cabo el Papado. Ni qué hablar de los actuales dineros de la Iglesia. Todo eso nos dejó un precepto, basado en hipocresías: lo espiritual es contrario a lo material, no se vende, no se cobra.

"Si soy espiritual debo ser pobre. La abundancia de bienes materiales es mala". Muchos de nosotros en otras vidas hicimos votos de pobreza y ahora estamos pagando las consecuencias. Una buena conexión con la Madre Tierra me dará la abundancia material. Esto es así, porque nuestra Madre nos provee de todo lo que podemos necesitar.

Sus bienes son inagotables y nos los brinda como una madre que amamanta a sus hijos. La relación es de amor. Tal como del cuerno de la ninfa-cabra Amaltea, (la Cornucopia o Cuerno de la Abundancia) la Tierra brinda pródigamente agua, trigo, frutos, metales, flores y todo cuanto querramos.

Todo es energético. Al activar mi conexión con mi Centro de Abajo, el octavo chakra, o como lo queramos llamar, despierto mis potencialidades creadoras y generadoras de bienes tangibles o intangibles y se activa el circuito de la generación de dinero del que hablábamos antes.

La conciencia y las emociones

Dijimos que el funcionamiento de mis chakras tiene que ver con la conciencia y con las emociones. Si estoy instalada en el miedo, la falta de autoestima, la culpa, la desconexión con mi presente, o creo que debo padecer alguna forma de castigo u otra emoción contraproducente, mi chakra basal no funcionará adecuadamente.

Tampoco podré abrirme a la gracia de la Madre. Es muy importante el trabajo con mis propias emociones. Uno de los caminos más bellos es el de las esencias florales. La Madre produce las flores no sólo para perpetuar las especies vegetales. Es para ayudarnos en ese trabajo fundamental para nuestro despertar espiritual.

La abundancia material

Hace unos años atrás, cuando estaba preparando un Curso sobre estos temas me llegó en forma de canalización, un esquema que señala la abundancia de bienes (tanto de uso como de cambio) como un punto medio entre tres pares de opuestos: "carencia –despilfarro"; "pobreza –avaricia" y "abulia –codicia".

La carencia es la condición del que no tiene, ya sea por condición social o por pérdida. No tiene dinero, no puede moverlo, intercambiar o adquirir bienes, tener comodidades, abrirse a las múltiples posibilidades que se nos ofrecen. No hay prácticamente energía. No fluye.

El despilfarro, su contrario, es la condición y la acción del que tampoco tiene porque lo gasta sin control. Es el que, no importan los ceros de las cifras, gasta desmesuradamente en cosas que no necesita. La energía fluye y termina agotándose.

En ninguno de los dos hay abundancia por una mala regulación del flujo energético. Pobreza es la condición del que tiene poco. Consume lo mínimo diariamente porque su horizonte de conciencia llega hasta allí. Del otro lado está el avaro, quien también consume poco, porque teme gastar lo que tiene.

Ambos viven en la ausencia de abundancia por limitaciones de su conciencia. Por último está el abúlico: no genera bienes y por lo tanto no tiene. Su contrario es el codicioso que no para de generar y generar dinero. Un dinero que, en muchos casos, no podrá gastar en toda su vida.

Tampoco aquí hay abundancia: en ambos casos se ha perdido la esencia del ciclo productivo. Los tres pares de opuestos nos tocan de una u otra manera. Es interesante ver en dónde nos vemos identificados total o parcialmente. Abundancia puede definirse así: tengo todo lo que necesito en un fluir creador de mi energía personal. Puedo co-crear lo que necesito

"Ganarás el pan con el sudor de tu frente" fue una de las consecuencias de la pérdida del Paraíso Terrenal, enseña la Biblia. De hecho el terrible mandato se cumplió a lo largo de los siglos.

Pero ahora, acercándonos a la quinta dimensión, el panorama es otro: a través de mi mente y mis emociones positivas y creadoras, puedo co-crear lo que necesito. El Poder divino está en mí. Estructuro mi realidad y mi entorno.

Mientras estemos en esta etapa de transición, necesitamos del valor de cambio para adquirir los bienes que nuestros cuerpos todavía requieren. Tengo que salir de la conciencia de necesitar dinero: necesito bienes (agua, alimentos, combustibles, casas, vestidos, etc.) y los debo tener en abundancia. Si me centro en el dinero me olvido de mi poder creador.

Ahora sé que pensamientos negativos y emociones adversas me alejan de la abundancia. Por el contrario, si pienso y siento en Luz y Amor no hay limitaciones. No hacen falta sudor y lágrimas. Sólo la alegría y la bendición (de ben-decire: decir bien) de la vida plena que nos llevará a la Nueva Tierra.

http://www.aguilaazul.com.ar/

jueves, 4 de noviembre de 2010

El Monje que vendió su Ferrari

El Monje que vendió su FerrariEl nombre de este libro de Robin S. Sharma, siempre me dio cierto recelo. Me parecía que trataba de algo muy comercial y frívolo. No fue sino hasta recientemente, gracias a una hermana, que lo leí. ¡Cuán equivocada estuve al juzgar tan a la ligera ese título!

El libro me resultó de lo más interesante. Es una guía práctica y sencilla de autoconocimiento y autodisciplina para todo ser humano.

Julian Mantle, el personaje central, es un exitoso abogado en Nueva York quien, al sufrir un infarto que le pone al borde de la muerte, decide abandonar todas sus posesiones materiales para irse a la India en busca del verdadero sentido de la existencia.

Es ahí donde, en un apartado sitio de los Montes Himalaya, conoce a los Sabios de Sivana, de quienes recibe valiosas enseñanzas. Entre ellas, que la calidad de nuestra vida es determinada por la calidad de nuestros pensamientos; que no existen los errores, todo son lecciones; que el autodominio es el ADN del dominio de la vida; que el verdadero éxito comienza por dentro; y que la fuerza de voluntad es la virtud esencial de una vida realizada.

Desarrollo mental y espiritual, perfectamente accesible, al seguir y practicar día con día, las “Siete Virtudes Eternas de la Vida Esclarecida”.

Aquí te dejo hoy con este interesante tema, en su modalidad de audiolibro, gracias a http://www.ivoox.com/. Una manera sumamente práctica de aprender, sin tener la vista fija… ¡tan sólo el oído atento!, mientras realizas alguna otra actividad. ¡Que lo disfrutes!

Sólo da clic en el siguiente enlace:

http://www.ivoox.com/monje-vendio-su-ferrari-1-2-audios-mp3_rf_20816_1.html